jueves, 21 de mayo de 2020

Consultas

"No hay que prometer nada porque las promesas son horribles ataduras,
y cuando uno se siente amarrado tiende a liberarse, eso es fatal."


Mario Benedetti

- ¿Quieres contarme?
- Sí, claro, ¿o prefieres en persona?
- Como gustes.
- Esta ocasión desde que salió su paciente puso su mirada en mis piernas, las veía y las veía. Yo las tenía cruzadas, hoy traje mallas. Se fue su paciente y no llegaba la terapeuta. Él desde su consultorio estaba asomado solo viéndome. Pasados unos minutos de que entró *M se volvió a asomar y me hizo un guiño.
- ¿Cómo diciendo, "vamos"?
- Más como de gracias por el espectáculo, te estoy “sabroseando”.
- Acto seguido salió de su consultorio y un par de minutos después yo pedí las llaves del baño de mujeres. Llegando al pasillo vi que estaba afuera de la puerta del baño de hombres y me invitó a subir con la mano. Ya en el baño se paró detrás de mí, olió mi cabello, besó mi cuello y puso sus manos al frente, debajo del vestido. Hizo un “ruidito” delicioso cuando sintió las mallas y se dirigió a mi pucha, la tocó por encima de las mallas, mientras yo acariciaba su verga, por encima del pantalón. Poco después la sacó y estaba completamente dura, me volteé, la tomé con mi mano, me agaché y la metí en mi boca por unos minutos. Ahí me entretuve, le gustó lo que hacía.
- Obvio, que delicia.
- Después me volteó nuevamente, sacó su muy “convenientemente guardado condón” del pantalón, me bajé las medias lo suficiente para recibirlo, me agarró las nalgas, las abrió y me la metió, me las levantó y yo comencé a echarlas para atrás. Las apretaba cada vez más y más. Me dio unas nalgadas mientras seguía empujándola. Metió la mano debajo del vestido hasta llegar a mis senos, las agarró y apretó, luego sólo rozó un pezón. Puso su mano detrás de mi cabeza y tomó mi cabello, lo comenzó a jalar un poco y me preguntó si así me gustaba. Siguió dándome hasta que se vino. Me apretaba delicioso cuando me estaba penetrado y vimos nuestro reflejo por el espejo.
- ¿Parecido a la vez que te veía desde la cama mientras te corrías con *D?
- Más breve, pero sí.
- ¿Rico entonces, mejor que la vez pasada?
- Yo me acomodé y él dijo: “están increíbles estas escapadas”. Disfruté que fuera un poco más de tiempo que la vez pasada. 
- Chale y uno nada más leyendo. Te amo, te voy a tener que traer al trabajo pronto, quiero darte justo detrás de la puerta. Que tus brazos la empujen para cerrarla mientras te penetro.
- ¿Quisieras vernos?
- Sí, “please”. Quiero verte coger con él. Claro que sí
- Y con *F también. Es más, creo que hasta me aguantaría de no darte en ese momento (Jamás he podido contenerme, ahora que lo recuerdo).
- No lo sé, son vainilla, que tal que a la mera hora les gana el nervio. No a todos les gusta ser vistos.
- Buen punto, pero estaría padre probar.
- Sí, sí. Te amo, gracias por dejarme ser y estar a mi lado.

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